domingo, 26 de julio de 2009

El poder de las ideas propias


El poder de las ideas propias

Para muchas personas decir lo que piensan les trae muchos problemas. Sin lugar a dudas, pensar por sí mismos es una virtud que muy pocas personas desean practicar por temor a ser tildados de polémicos o problemáticos. En una sociedad que esconde la basura debajo de la alfombra, es muy difícil decir que no estamos de acuerdo con algo.

Generalmente, la sociedad tiende a homogenizar las estructuras del pensamiento, es decir, existe como un diccionario cultural de lo que está permitido pensar y hacer;fuera de ese diccionario las personas son anormales o políticamente incorrectas y, por tal motivo, deben ser condenadas al ostracismo.¡Qué estupidez!La misma sociedad que levanta las banderas del libre pensamiento desecha de sus entrañas a quienes se atreven a decir algo diferente del diccionario permitido.¿En qué quedamos?

No hay dudas que siempre es mejor ser tildados de polémicos por disentir con aquellos focos humanos que sustentan el poder, que arrodillarse a chuparles las medias en silencio.Quienes detentan el poder no tienen ningún interés en revisar sus ideas, puesto que son ellas mismas las que lo han colocado en un lugar de privilegio. Lo que quieren es ser adulados y si es posible en algunos casos, pasar desapercibidos. Claro, desde el lugar de anonimato se puede manipular con mayor eficacia.

Para romper con estas estructuras isomórficas de poder, debemos anclarnos a la idea que pensar por sí mismos nos libera de la complicidad de los abusos y las decisiones mezquinas e intereses egoístas de quienes ciegamente no se atreven al diálogo por miedo a perder su poder.

El pensamiento independiente rompe con todas las ligaduras de las formas egoístas de que está armado el poder, cualquiera sea su ámbito de aplicación.Los poderosos tienen temor de aquéllas personas, que pensando distinto, los enfrentan, puesto que ponen al descubierto, no sólo sus prácticas indecentes sino también, su falta de preparación para ocupar el lugar que tienen en la sociedad.

El poder resiste al distinto, lo combate y lo excluye sin miramientos. De modo que para poder destruirlo se le debe pagar con la misma moneda:combatirlo, denunciarlo, y criticarlo todas las veces que sean necesarias con las armas del pensamiento insobornable e inclaudicable:Claudio G. Barone.