miércoles, 15 de julio de 2009

Basta de chantas

Basta de chantas
Después de observar a tantos chantas que viven de la fe, no por fe, me preguntaba si la necesidad espiritual de las personas es tan grande que cualquiera que promete quimeras tiene el futuro económico asegurado de por vida. De la zandalías de Jesús a los vehículos y casas superlujosos de algunos predicadores existe un abismo imposible de ser saltado; el hiato es tan grande como lo es la persona de Cristo con relación a todos estos chantas.
Los chantas creen que Dios está a su servicio y debe darles lo que ellos le piden. En lugar de ellos ponerse al servicio de Dios, le exigen a Dios que haga lo que le piden, ¡qué ridículo!. La fe es algo tan profundo como para que los chantas en nombre de Dios la vulgarizen de esa manera.
Los chantas se caracterizan por su gran habilidad de manipular a las personas vendiéndoles sapos al por mayor. Se rodean de obsecuentes, algunos a sueldo y otros voluntarios que le levantan la autoestima cuando lo necesitan. Lo hay en todos los niveles sociales y en todas las actividades y profesiones, pero el chanta religioso es doblemente perjudicial porque no cree él mismo en lo que está prometiendo a través de sus predicaciones que, no está demás decirlo, son absolutamente superfluas cuanto innecesarias, por la falta de conocimiento concienzudo de los temas que desarrolla. Seguiré ridiculizando a estos detractores de la fe. Claudio Barone.

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