jueves, 16 de julio de 2009

Los obsecuentes



Los obsecuentes suelen llegar muchos más lejos en la vida que aquellos que intentan pensar por sí mismos. Al poder, cualquiera sea su forma de presentarse, le agrada tener un par de obsecuentes al lado; aún más, lo necesita para ocultar toda la basura que esconde.


La obsecuencia se alimenta de la falta de autonomía, es decir, cuando una persona no se da la ley a sí misma para determinar el curso de su vida, transfiere en un supuesto superior, llámese líder o como fuere, toda la responsabilidad de su propia vida. Y a estos líderes les gusta que les chupen las medias, los hace sentirse como lo que realmente no son, pero imaginan serlo: le levanta la autoestima.


Sin embargo, es dable esperar que exista una alimentación recíproca entre el obsecuente y aquél que es objeto de la obsecuencia. Ambos se necesitan y se nutren gradual y progresivamente estando juntos y cumpliendo cada uno su función. Entre ellos se entreteje una cadena de favores que cuando alguno comienza por romper un eslabón, la relación se deteriora paulatinamente hasta desaparecer. Claudio G.Barone

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